Sistema Postal Mexicano
*El siguiente cuento es un trabajo de ficción. Los personajes, organizaciones, marcas, y eventos retratados son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Este material no refleja las opiniones del autor. Puede representar temas y lenguaje altamente inapropiado para demográficos sensibles y no debería ser leído por menores.
Pedí un disco de vinilo en línea para el cumpleaños de mi hermano. Pero no usé Amazon porque quería una edición exclusiva. Es el nuevo álbum de la banda de rock vanguardista The Residents, titulado Doctor Dark. Tres semanas—antes de la fiesta de Gael—resultaron insuficientes para completar el envío. Así que decidí contactar a Psychofon Records por correo electrónico para solicitar una actualización. Me respondieron lo siguiente:
Ola Roberto,
Esto es lo que ve en el segimiento del paquete.. Lo enviamos hace 2 semanas pero a veses tarda unas 3 semanas… No se preocupes, viene de muy lejos… Solo espera unos día más
¡Saludos desde Alemania!
-M. Woofenstein
Alemania a México
15:03 - 26 de marzo - En tránsito desde la Oficina Operativa Mexpost, CDMX.
13:32 - 1 de abril - En tránsito desde el Centro Mexpost San Nicolás de los Garza, NL.
El primero de abril fue hace una semana. ¡Y solo faltan tres días para el cumpleaños de Gael! ¿Cómo puede ser que el paquete esté ahí parado tanto tiempo? San Nicolás no está tan lejos de mi casa. Busqué el lugar en Google y leí las reseñas.
Ubaldo García Juárez: “El lugar es una mierda. Mi paquete estuvo ahí parado un mes entero y ni siquiera consideraron enviarlo a mi dirección.”
Mónica Galindo Melo Chupa: “¡MI ENVÍO ESTUVO AHÍ DOS MESES COMPLETOS Y LUEGO LO DEVOLVIERON AL REMITENTE! ¡QUÉ MIERDA DE SERVICIO! CERO ESTRELLAS.”
Me.pelas.toda.la.verga666: “Los empleados fueron groseros. Mentirosos, dijeron que mi paquete no había llegado. No pudieron encontrarlo durante horas.”
¡A la madre! Mejor me voy. Me subo al coche y arranco el motor. No hay sitio para estacionarme… ¡Y mucho menos un espacio de estacionamiento designado! Me estaciono frente a un montón de autos, en el carril izquierdo, el cual ahora es el ‘estacionamiento para clientes’. El único lugar disponible está dentro del túnel—me apretujo entre los vehículos, oyendo el rugido de los motores. Entro haciendo una mueca. El lugar se está cayendo a pedazos—como cualquier edificio que preste servicios del gobierno. Es un gran almacén abarrotado de cajas sobre cajas sobre mas cajas. Veo a tres hombres gordos platicando en un rincón, y mi mirada se mueve hacia a un hombre solitario que teclea algo en un ordenador. Me acerco a él. "Hola, señor," Yo digo. El responde con un silencio sepulcral; el sonido de su teclado inunda el aire. No lo culpo, afuera hace unos cuarenta grados Celsius y el tipo solo tiene un ventilador ruidoso para sobrevivir.
"¿Número de seguimiento?" Dice finalmente—con una falta de humanidad, como un androide.
"Es 722-27439-284349DD."
"¿Llegó su paquete el primero de abril?"
"¡Sí!"
“¿Se llama Roberto Acevedo?”
“Soy yo, sí.”
“Muy bien... Verá, su paquete no está aquí.”
“¿Cómo que no está aquí?”
“Veo que su seguimiento indica que está aquí, pero estaba aquí y se envió el mismo día, el primero de abril. Ahora está retenido en una oficina de correos cerca del aeropuerto, pero no es accesible para los clientes. Su única opción es esperar.”
“Ya veo,” Dije, mirando al suelo. Felicitaré a Gael con las manos vacías. Genial.
“Puedo darle mi número, así usted me envía su número de seguimiento y yo le avisare si veo algún movimiento.”
“Qué bien. Muchas gracias.” El hombre tenía humanidad después de todo; lo agregué a WhatsApp con el nombre de ‘Gerardo Post Mex’. Me di cuenta de que tenía una foto de Goku en su perfil… Bueno, eso explica muchas cosas. A la mañana siguiente, mientras sirvo cereal dietético en un tazón se me ocurre escribirle.
“Hola, Gerardo. Este es mi número de seguimiento: 722-27439-284348DD.”
Ve mi mensaje y responde al instante.
“Roberto, tu paquete está en la Oficina de Correos de Santa Catarina.”
“¿Qué? ¿Qué hace allí?”
“A veces los paquetes terminan en otras oficinas.”
“¿Pero lo entregarán a mi casa?”
“Si, siempre y cuando quepa en la bolsa del cartero.”
“¿Puedo ir a recogerlo?”
“Correcto. Solo trae tu número de seguimiento y una identificación y no tendrás ningún problema.”
“Gracias, señor.”
¡Qué suerte tengo de encontrar a alguien como Gerardo trabajando en la oficina de correos! Es muy amable este tipo. Conduzco hasta allí mientras escucho ‘Doctor Dark’ de ‘The Residents’. Estaciono frente a la oficina que—para sorpresa de nadie—no tiene un espacio designado para estacionarse, pero al menos no estaba en medio de una avenida junto a un túnel. Camino hacia la puerta de lo que parece un edificio abandonado. ¡No, imposible! Tiro de la puerta cerrada y uso mis manos como binoculares mientras pego la cara a la puerta de cristal. “Cerrado permanentemente,” Me dice un hombre gordo y sonriente—que se alegra de mi miseria.
"¿Qué quieres decir? ¡Mi paquete está ahí!" Respondí. Me señaló el letrero de la puerta—es exagerado llamar "letrero" a un papel escrito con lápiz pegado a la puerta con cinta adhesiva.
Estimados clientes de Santa Catarina, a partir de enero de 2024 trasladamos nuestras oficinas a Correos de México en Monterrey, NL. ¡¡¡Gracias!!!
¡Qué mierda! ¡Qué putisima mierda! ¡Hijos de su reputa, piruja, pinche, perra, zorra, tragasemen madre! Desbloqueo mi teléfono—despues de hacer un ejercicio de respiracion.
"Hola, Gerardo. La oficina ya no existe."
Tomo una foto del “letrero” en la puerta.
(Imagen)
Levanto la cabeza bruscamente —¿Por qué Dios? ¿Por qué me hiciste Mexicano?—y me separo la camiseta mojada del pecho. Necesito una ducha. Me subo al coche. Suena mi teléfono. Era un nuevo mensaje de correo electronico.
Hola Roberto,
Recibí una actualización del seguimiento actuel de tu paquete. No se preocupes… Solo espera 2 o 1 día más
¡Saludos!
-M. Woofenstein
15:03 - 26 de marzo - En tránsito desde la Oficina Operativa Mexpost, CDMX.
13:32 - 1 de abril - En tránsito desde el Centro Mexpost San Nicolás de los Garza, NL.
11:57 - 10 de abril - En tránsito desde la Oficina de Correos Santa Catarina, NL.
Genial. Que puto inútil es esto. ¡Ha pasado más de un año y medio y el maldito gobierno no puede actualizar el hecho de que las oficinas de Santa Catarina dejaron de existir! ¡Desaparecieron de esta dimensión! Busqué en Google dónde está Correos de Mexico Monterrey. ¡Ah! Un viaje de cuarenta minutos bajo un sol de cuarenta grados centígrados. Siento que me arde el brazo mientras giro el volante. Por fin, las únicas oficinas de correos con lugar para estacionar. Veo varias puertas. Por alguna razón, todas tenían cinta adhesiva y letreros de restricción relacionados con el COVID. Entro por la puerta con el cartel escrito a mano que dice "Correo de Santa Catarina" y paso la puerta sin estar usando una mascarilla, y esperando no encontrarme con un cadáver. Pero francamente no sé qué habría sido peor: un cadáver o la malhablada señora que me ‘recibió’. "¡No! ¡Te dije veinticuatro! ¡No cinco!" Ella reprende a un hombre mayor.
"Creía que habías dicho cinco..." El dice con voz ronca.
"No, Don Francisco. ¡Dije veinticuatro!" Luego ella me mira, mascando chicle. "¿Qué?" Me pregunta.
"Hola, busco un paquete. Tengo mi número de seguimiento" Tartamudeo.
"¿Número?" Ella pregunta. Yo leo el número de mi conversación de WhatsApp con el tipo buena onda con la foto de Goku. "¿Llegó tu paquete esta mañana?"
¡Sí! ¡Por fin! ¡Por fin, yo ponía fin a este juego de ‘¿Adivina quién?’ version infierno. "Sí, hace unas dos horas."
“Ay, no…” Ella dice sonriendo—la pobre perra, igual que el tipo afuera de las oficinas de Santa Catarina, a la gente le encanta ver la miseria ajena. “¿Ves esos costales?”
“¿Sí?”
“Son los que llegaron hoy… Tu paquete esta perdido dentro de uno. Tendrás que volver mañana. No podemos hacer nada ahorita.”
Una vena en mi frente latía con la fuerza necesaria para estallar. “¡Pero está ahí mismo!”
“Pero los costales aún no se han abierto.”
“¿Puedo ayudarte a buscarlo?”
“Para nada.” Gira la cara hacia Don Francisco y continúa con la reprimenda. “¡Jesús! ¡Francisco, te dije veinticinco!”
“Juro que no te escuché.”
“¡Estás sordo! ¡Estás sordo, Francisco!”
Empiezo a alejarme. Pero un impulso surge dentro de mí. No dejaré que el sistema mexicano me pisotee. ¡Esto es injusto! ¡Esta señora puede irse pero directito a la mierda! “¿Señora?”
“¿Qué?” Dice, más enfadada que antes.
"Creo que te ayudaré con esos sacos."
"¡No! ¡No puedes!" Ella grita histerica. Simplemente camino hasta la habitación que está detrás de ella. Me persigue, pero no dejo que me agarre de los brazos. "¡Don Francisco, haga algo!" El viejo se encoge de hombros y aparta la mirada.
"Enseguida lo tendré en mis manos. ¡No se preocupe, señorita!"
"Llamaré a seguridad."
"¡Ja! Buena suerte con eso, puta. Veo que oyeron tus quejas sobre la barra de luz LED que cuelga sobre tu escritorio." Yo la esquivo con sarcasmo. Ella gruñe y se va, llama a alguien, pero no me importa. Si la policía trabaja con la misma eficiencia y dedicación que el centro de correos, entonces puedo quedarme aquí hasta el cumpleaños de Gael y no pasará nada. Encuentro el paquete, por sus dimensiones de disco de vinilo. "Que tengas un buen día, zorra." Cierro la puerta de golpe. Ella estaba de pie a brazos cruzados, pero creo oír la risa de Don Francisco. El motor ruge y me alejo con un subidón de dopamina. Regreso a casa sano y salvo. Abro el paquete. ¿No sería gracioso si me hubiera equivocado de paquete? ¿Y tuviera que volver a la oficina? Por suerte, era la edición de 'Doctor Dark' limitada a ciento cincuenta ejemplares en todo el mundo. Gael va a estar muy contento.
Cumpleaños de Gael
Un recordatorio en mi móvil anuncia con un timbre sutil. Por la noche, llegan amigos y familiares a casa. Mientras Gael corta el pastel alguien toca el timbre. "Roberto, te buscan." Me dice la tía Mouchette. Así es como se hacen las entregas—en Amazon. Con un tipo llamando a tu puerta. Que le den al correo. Las empresas de logística nos hacen la vida más fácil.
"¿Roberto Acevedo?"
“Soy yo, señor,” Dije, mirando fijamente el texto en su uniforme—al menos no estaba escrito a lápiz—que decia ‘policía’.
“María Samaniego lo ha demandado por fraude postal. Debería conseguir un abogado antes del juicio. Esto es un asunto serio.”
“¿Qué? ¡No cometí fraude postal! Solo tomé mi paquete.”
“Señor, no me pregunte. Solo estoy siguiendo el sistema.”
“¡Pero el sistema está podrido! ¿No lo ve? ¡El sistema es una broma! ¡Tenemos el cadáver de un sistema funcional por sistema! ¡No es más que una ilusión!”
“Si cree que esto es un error,” Me entregó el papel, “entonces puede llevar esto a la Defensa del Consumidor o a la Comisión Nacional de Proteccion. Solo tenga en cuenta que han trasladado sus oficinas a San Nicolás. Pero si trae este papel y su identificación, no debería haber problema.” Me aconsejó. Después de cerrar la puerta, me dieron ganas de apuntarme con una escopeta a la cara y hacer algo que solo el Doctor Dark podría ser capaz de arreglar.